XLII
He desenredado los cabellos
de tus mentiras
he sentido el tacto
de la indiferencia,
el roce de la distancia,
el vacío de tu mirada.
He recorrido cada impulso
de tu tez
al ritmo de mis latidos,
pero ya no me encuentro
dentro de tu piel.
He sido testigo del silencio
ahogado de nuestros cuerpos
de unos dedos sin caricias,
de unos labios sin besos.
Unidos, por cadenas
rotas de recuerdos
han mudado nuestros besos
en la estación del tiempo.