XI
Una lágrima de tu ojo cayó,
deslizándose por esa mejilla,
otra quedó en tu pupila,
y otra, por tu piel se deslizó.
Otras minaron ese grueso papel,
lágrimas que cayeron de tus ojos
llegando a tus dulces labios rojos,
a través de tu blanca y frágil piel.
Lágrimas que mojaron esa carta,
difuminando las frases escritas,
borrando las letras y palabras
que se escribieron en aquella carta.
Recordando en el tiempo lo perdido,
momentos sentidos y compartidos
en el tiempo ya desvanecidos,
recordando, recuerdos del olvido.
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