XXIX
Somos la mínima expresión
sin identificación, de un mundo
carente de vida y delirante,
piezas de repuesto
para una humanidad rota y miserable.
Y recorro la sutil linea de mi vida,
vagando por ciudades
de espejismos de avenidas y callejones;
mundos forjados de hierro y niebla.
Huyendo sin saber de qué
bajo velos de ignorancia,
transitando una sospecha,
sin reparar en un porqué.
Buscando mi identidad perdida
en el espejo del recuerdo,
una carencia definida,
convertida en un refejo.
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